MAESTROS Y LA TECNOLOGÍA EN LA ACTUALIDAD

Iván Solorzano

Marketer Educativo

Con la integración de la nueva tecnología se ha provocado un cambio radical a la hora de acceder a la información. Esto, aplicado en el campo de la enseñanza o el aprendizaje, supone una modificación igual de drástica en el rol del docente en su comunidad educativa. Ahora, todo el contenido que deben aprender los alumnos está en la red, así que lo que debemos cuestionarnos es: ¿Cuál debe ser el papel de los docentes en el actual sistema de formación?

Hasta hace unos años, el profesor era quien seleccionaba y preparaba la información que llegaba a sus estudiantes. El docente construía el conocimiento del alumnado y, ante cualquier duda, los estudiantes acudían a él para ampliar o aclarar esas lecciones. Ahora, resulta mucho más rápido acudir directamente a Internet. El gran inconveniente de todo esto es que el alumno se sitúa ante una inmensa cantidad de información que muchas veces es incapaz de asimilar, y es necesaria una constante selección con la que saber valorar y distinguir los contenidos de calidad. Es en este contexto en el que el profesor debe replantearse su papel.

Las nuevas funciones de un docente ante el auge de la tecnología son:

  • El profesor debe actuar con un nuevo rol docente, como un guía o mediador que facilite el aprendizaje a sus alumnos, aportándoles los conocimientos básicos necesarios para que puedan entender las lecciones más amplias que encontrarán en Internet.

  • El profesor debe promover ejercicios prácticos que permitan a los alumnos aplicar lo aprendido. Para ello, lo más apropiado es plantear problemas que obliguen a los alumnos a buscar, seleccionar y procesar la información adecuada, potenciando la variedad metodológica de aprendizaje.

  • El profesor también debe aportar ayuda pedagógica a los estudiantes, ofreciéndoles los métodos y recursos necesarios para dar respuesta a sus intereses, motivaciones y capacidades.

  • El profesor tiene que favorecer un ambiente agradable de trabajo, en el que tenga lugar la espontaneidad de los alumnos y su interés por aprender. Para ello, es necesario favorecer las aportaciones y sugerencias de los estudiantes, generando una comunidad educativa implicada.

  • En cuanto al sistema de evaluación, el docente en su nuevo rol debe hacer un seguimiento continuo y personalizado de cada alumno, evaluando el progreso individual.

Esto nos señala que el nuevo papel del docente no debe centrarse tanto en enseñar conocimientos, sino ayudar a los alumnos a construir su propio conocimiento y a incentivar el uso apropiado  de las herramientas digitales como el uso del Internet.

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